Las Puertas de la Percepción

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19 septiembre, 2005

Para mí, como para otras muchas personas, el cambio del treinta y uno de diciembre al uno de enero, no me supone ningún cambio.

Lo que realmente me supone un cambio es el verano. Después del verano es un buen momento para hacer balance y comparar un año con otro. Septiembre es el mes idóneo para hacer ese balance.

Quién más o quien menos, durante los meses de verano, varía su ritmo de vida. Los días se hacen más largos, se suele salir más, gastar más dinero, quedar con más gente, se suele hacer más vida social.

Algunos se van de vacaciones durante el verano, otros terminan prácticas o firman contratos. Algunos eligen el verano para casarse y otros preparan la mudanza para irse fuera a empezar el año ?laboral?.

A mi me ha cambio más la vida durante los veranos que del treinta y uno de diciembre al uno de enero.

De pequeña, cuando iba al colegio, los cambios eran mucho mayores. Por ejemplo, dejaba de ver a mis amigos a diario y tras el verano, empezaba de nuevo el curso, libros nuevos, profesores nuevos, alumnos nuevos en la clase?. Anécdotas que contar sobre las vacaciones?.

Los campamentos representaban todo un hito en esto de los cambios. De uno de ellos, volví por primera vez con ?novio?; de otro volví pensando que los besos con lengua eran un asco y de otro queriendo tener un hijo.

Nunca quería irme de campamento porque temía que las cosas aquí cambiasen, y efectivamente, a la vuelta de uno las cosas eran totalmente distintas.

Al llegar septiembre, me gusta pararme un momento a pensar qué cambios hubo respecto al año anterior.

Uno de los mayores cambios que recuerdo fue el del verano de 2ºBachiller, de pronto, tenías que decidir qué hacer el resto de tu vida.

Al terminar un verano, decidí que ya no quería seguir saliendo con aquel chico que se avergonzaba de mi risa; y al terminar el siguiente tenía la sensación que aquel había sido el mejor verano de mi vida y que difícilmente lo superaría. Cuatro años después sigo teniendo la misma sensación.

Después de otro verano caí en la cuenta que el que un chico te diga que no, no significa necesariamente el fin del mundo y que se consiguen muchas más cosas yendo a por ellas, que esperando a que vengan solas.

Al final de otro verano, llevaba nueve meses saliendo con un chico y casi cuatro años después, algo más tarde del final del verano, se terminó la relación. No me hizo falta que llegase otro estío para darme cuenta que le quería más que a nada en el mundo y que no podía separarme de él.

Tuve todo un verano para hacerme a la idea que Laura se iría a estudiar fuera, y al final del verano, la acompañé a los alsas el día que se fue para Madrid cargada de maletas.

También fue al final de un verano cuando caí en la cuenta que lo de salir con Gabriel y éstos ya no era algo alentador.

Al terminar este verano, me doy cuenta que por fin empecé a escribir de verdad, a escribir mucho, prácticamente todos los días. También veo que ahora me llevo con mi Jonne mejor de lo que nunca hubiese imaginado, que incluso vamos por ahí a comer juntos y que algunas noches, nos sentamos en la cama a hablar.

Me doy cuenta que la relación con mis padres mejoró muchísimo y que ya no pienso por sistema que todo el mundo está en mi contra.

Después de este verano puede que Fernando nunca más tenga tres meses de vacaciones porque con un poco de suerte ayer hizo el último examen de la carrera. Lo mismo para Belén que empezará un master y luego a trabajar.

Este septiembre, lo termino sin una persona que quería un montón; lo termino sabiendo lo que duele la muerte y lo termino sabiendo que nunca más volveré a ser la misma porque ya pasé por una de esas experiencias que te cambian de arriba abajo.

Para mí, como supongo que para muchas más personas, el final del verano supone también el principio de nuevas ilusiones, de nuevas expectativas; y otro septiembre más, deseo encontrar por fin, un trabajo que me guste.

l Maktub l

Nombre: Maktub
Edad: 22
Ubicación: España

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