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20 agosto, 2004
Tengo muy poquito tiempo para actualizar. Solo un par de cosas impostarntes.
Empezaron las fiestas de Bilbao y ademas de muy buen rollo con todo el mundo. mis colegas de santander vinieron y conocieron a mis compis de clase. Nos lo pasamos muy bien aunque no hubiese ningun concierto que mereciese la pena.
Y pretendia ir todos los dias a las fiestas, pero tuve la mala suerte de resbalar y torcerme un tobillo!!! Si... me pase toda la noche quejandome de que me dolia el tobillo asi que al final me llevaron al hospital.... torcedura, para que luego me digan que soy una quejica, ja!
La otra:
Raúl, un chico de mi clase. Desde que le conozco, a mitad de curso, me esta tirando los tejos, unas veces de forma mas descarada que otras.
El jueves acabamos él y yo solos por Bilbao. Nos lo pasamos muy bien en los conciertos, en las txoznas y en los bares... mucho alcohol, muchos canutos y... si, me acabe enrollando con el.
Dicen que un clavo saca a otro calvo, aunque me parece a mi que algunos se desvian de tal forma que son incapaces de volver a salir.
l Maktub l
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01 agosto, 2004
Una hoja llena de puntos suspensivos. Sin espacios en blanco. Sin nada más. Un símbolo, desde luego. Y un adiós, también. Esta preparada sobre un montón de hojas, ya impresa. Lista. Porque sé que se ira, que cualquier día encontraré un adios entre el correo. Porque le conozco.Y me duele, claro que me duele. Aunque él nunca me crea.
Lloré cuando me dijo que quizás se marchara para siempre. Lloré cuando me dijo que me esperaría toda su vida, que me regaló su corazón, y los regalos no se devuelven. Lloré porque en ese momento supe que sus brazos rodearían a otras muchas, que sus labios besarian a otros muchos labios, y que de ellos saldrían esas palabras que sólo a mi solía decir. Lloré porque si yo se lo pidiera, las abandonaría a todas, por mi. Lloré porque fue eso lo que me dijo... Lloré cuando se arrodilló ante mi, me cogió de las manos y suavemente me besó en la frente mientras acariciaba mi mejilla, diciendo adiós. Lloré porque sólo entonces vi que me amaba, y que yo a él también, pero no quería quererle aún sabiendo que siempre le amaría, que siempre le recordaría con cariño, dulzura y pasión. Lloré en lo más profundo de mi corazón. No le dije que lloraba. Para qué. No quería retenerlo a mi lado, ya no más.Lo abandona todo. Me abandona a mí... y yo a él.
No, él no lo sabe. No sabe también que me siento una amante despechada. No me faltan razones, aunque él no las entienda.Y quizás yo tampoco lo entienda del todo.
Lloré... Dios sabe que sí lloré, porque, si es cierto que existe, él es el único capaz de ver en el corazón de las personas, y así apreciar que el mio quedó seco ya, que por mis venas no hay sangre que fluya pues estoy muerta. Pero no puedo culpar a nadie de mi muerte, solo yo soy la culpable: yo elegí abandonarle, olvidarle y obligarle a decir adios; yo elegí el sufrimiento temerosa de la felicidad, pues a él ya estoy acostumbrada. No puedo reprocharselo a nadie.
Con una lágrima resvalando por mi mejilla, ahora que nadie me ve, te digo adios... adios para siempre
l Maktub l