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27 enero, 2007
La primera vez que Helena me llevó a su casa tenía yo catorce años.
En plena efervescencia adolescente en la que un alto porcentaje de mi tiempo lo dedicaba a pensar en el sexo opuesto, los nervios me invadieron en el momento en que supe que su hermano Mateo estaría allí.
Nunca lo había visto y pocas veces me había hablado de él. Lo único que sabía era que poseía una belleza física descomunal, que trabajaba para una discográfica, y que era un "amargado sarcástico" que le hacía la vida imposible a ella.
Imponía.
Lo vi de espaldas, vestido de negro, sentado en una esquina del salón sobre unos cojines, escuchando algo que se parecía mucho a The Cure, moviendo los pies. No giró la cabeza cuando entramos, ni hizo ningún gesto de reconocimiento. Siguió inmerso en su mundo. Helena me señaló el sofá y se dirigió a la cocina a buscar algún refrigerio.
Saludé. No recibí respuesta. Es más, subió el volumen de la música. Entonces decidí esperar a Helena antes de volver a hablar, muerta de vergüenza y timidez, con la sensación de que pasaban horas en vez de minutos.
Sonó el teléfono y entonces él giró la cabeza y pude ver su perfecto perfil.
Era hermoso.
Helena hablaba por teléfono. Yo observaba aquella figura negra que parecía molesta por la interrupción de su ensoñación, y sin saber muy bien por qué, sentí ganas de llorar, probablemente por la influencia de aquellos melancólicos acordes y por mi propia incomodidad.
Cuando sonaron las últimas notas de aquel tema, apagó el equipo de música y habló. Dijo mi nombre y pidió que me sentara a su lado.
Me impactó oir mi nombre en su voz rota.
Entonces vi sus ojos que miraban al vacío y entendí que era ciego. Tragué saliva y me quedé petrificada observando sus pupilas blancas, en un silencio quebrado de vez en cuando por las risitas de Helena en el pasillo.
Me preguntó por qué lloraba. Su tono era hostil pero ya firme.
"No lo sé.".
Y era cierto. Probablemente me pareciera injusto que alguien tan hermoso fuera ciego. Probablemente me asustara que pudiera intuir mi interior de niña insegura y acomplejada. Probablemente la música había tocado alguna cuerda débil dentro de mí.
Acercó su mano a mi mejilla izquierda. Su tacto era frío, firme, pero delicado. Contuve el aliento.
Y mientras sus dedos recorrían mis pómulos mojados, mis párpados, mi frente, mi pelo, y mi nariz...mientras sus dedos se detuvieron en mi boca, trazando el perfil, un escalofrío recorría mi cuerpo. Un escalofrío asexual, intenso.
Apartó la mano y volvió a sonar el mismo tema.
"Dime qué piensas de esto.".
Me embargaba su hermosura, y sentí que una fuerza mayor me obligaba a acercarme todavía más a él.
Mientras le susurraba lo que me inspiraba el tema musical, interrumpida por el nudo en la garganta y las risas de Helena en el pasillo, él sonreía en silencio con los labios prietos.
Una vez más los acordes finales marcaron el principio de un silencio agudo...que él interrumpió para decirme que su visión le permitía entender mi dolor; que él no era menos afortunado que yo, porque veía las almas ajenas de manera mucho más nítida que la mayoría de la gente, y que el futuro me deparaba mucho sufrimiento.
Nunca más le oí hablar.
l Maktub l
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26 enero, 2007
'Tengo muy claro que todo esto es ni más ni menos que el resultado de haber abandonado la medicación por mi cuenta y riesgo. Digamos que en mi cerebro, hay una especie de demonio, que por el momento consigo mantener atado y que berrea: "No lo soportoooooooooooo, dame algooooooooooo, lo que sea, lo que sea, esto es un infiernoooooo, todo me parece una mierdaaaaaaaa, dame anafranil, seroxat, dame aunque sea un poco de maldito prozaaaaaaaaaac!!". Pero decidí que no quería más pastillas y tengo que ser consecuente con mi decisión.
Aunque bromee con ello, creo que no he estado más triste en mi vida. Odio todo y todo me deprime. Puedo reírme un rato con alguien, puedo escuchar una canción que me anime durante unos segundos, puedo leer (cada vez consigo centrar menos la atención) y puedo seguir teniendo una actitud positiva, pero si en cualquier momento, alguien me abriera como quién abre un cofre o una caja de música, de mí saldrían ríos y ríos de lágrimas, y pájaros negros de mal agüero, y sombras y oscuros nubarrones y suficiente bilis para amargar al mundo.
l Maktub l
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22 enero, 2007
En principio buscaba un plan tranquilo, porque estaba medio histérica tras dar 15000 vueltas sola en casa. Por eso rehusé la idea de Ana del concierto de heavy. Pero tras otros miles de vueltas más, acabé por llamarla cambiando de idea. Me pinté ojos y boca de rojo y negro y salí de casa casi volando.
Necesitaba gritar, saltar y soltar un poco de testosterona y frustración. No lo supe hasta que empecé a botar como una loca. Grité, grité y grité. El concierto era del primo de una amiga de la uni de Ana, y yo creía que sería súper cutre. Pero joder, tocaban de putísima madre. Incluso el cantante lo hacía bien, parecía que no se le acababa la voz. Y con colmillitos, lo malo los ojos celestes.
Volví en bus, ya más tranquila, con la música muy alta. En mi sitio preferido, tras el conductor, con la cabeza apoyada contra el cristal y los ojos entrecerrados. Contenta de haberme desfogado, aunque fuera un poco. Me hicieron señas desde una furgoneta y me lanzaron besos. Estaba relajada, así que les saludé moviendo un poco los dedos. Luego, casi me quedé dormida. Aún así, al llegar a casa no pude dormir bien. Nerviosa, nerviosa. No sé exactamente de dónde me sale esta energía, pero no soy capaz de controlarla bien. Tengo tantas ganas de hacer algo estúpido, reprochable y magnífico.
l Maktub l
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20 enero, 2007
Humor de perros. Asi es como estoy: gruñendo por todo. Todo es un asco. Estoy aburrida, no me apetece hacer nada, y lo que podria apetecerme en circustancias normales, me parece demasiado cansino ahora mismo. No se que me pasa, ultimamente ya nada capta mi atencion, tan solo quiero llegar a casa y tumbarme en el sofa, o ver cientos de miles de paginas sin sentido en internet. Estoy desganada, muy desganada.
Estoy harta de todo y de todos, y nadie me ha hecho nada. El sarcasmo esta a la orden del dia en mi vocabulario. Estoy completemente susceptible a cualquier cosa. Y nadie me ha hecho nada. Y lo hago incoscientemente.
Puede que solo sean estos dias, pero dios, no me soporto!
Y parezco una puta cria de 16 años quejandose de que el mundo es un asco y que por eso ha decidido pintarse los ojos de negro.
Pero es que en estos momentos todo me parece una mierda.
l Maktub l
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10 enero, 2007
Porque en el fondo, todas las canciones hablan de ti, hablan de mi, de nosotros… de nuestra historia, en su momento pasado, en su momento presente.
Personal:
Y olvídate de mi porque en el fondo
estoy tocando fondo al reincidir
será porque me tienes a tu antojo
será porque es mejor también así.
y respirar lo malo de nosotros
que lo peor lo guardo para mi.
A veces se me olvida:
y me enredo con los hilos de tu vida
Y a veces se me olvida que solo soy espectador
a veces las canciones se convierten en ceniza
Cuando Éramos Reyes:
Y no perdimos nada
Porque lo sellamos todo a pie de aquella cala,
incluso nuestras diferencias congeniaban
Como dos gotas de agua
Se Nos Iba La Vida:
Se nos iba la vida al quitarnos la ropa
en aquella pensión tan pegada a la playa
De Tanto Que Lo Intenté:
asustado de ser lo contrario de lo que soñé
El contestador:
Ojalá que volviera a encontrarte fumando en la plaza
y dejarte de nuevo sin blanca, sin respiración.
Fito:
Cuando vi la forma en que me conocías
la manera de mirar, el modo de entender la vida
los espacios donde miras,
Cuando viste que tan solo era un suicida
un egoísta irresponsable a punto de romper el cable
solo un loco que decía no te marches, por favor.
Cuando viste que tan solo a duras penas,
me podía levantar, curaste todas mis heridas,
me solías esperar y es por eso que ahora
sé que no podría prescindir de vos.
Salitre:
nunca es primavera donde tú creciste
sigues teniendo carita de pena
pero no me miras con tus ojos tristes.
algunas duermen a la luz de la luna
persiguiendo sueños imposibles.
Ahora tendré que salir a buscarme
alguien que me arranque de cuajo la pena
de alguna manera tendré que olvidarte...
Tengo que olvidarme de alguna manera.
El rompeolas:
Y ahora ya no puedo prestarte mis alas
Bajo La Lluvia:
Y te vi bailar bajo la lluvia
y saltar sobre un charco de estrellas
Volverás a reírte de veras
cuando creas que estaba perdido
volverás a reírte de veras
si te quedas conmigo
Ayer queme mi casa:
Despues quemé mi casa
por no quemar mi vida
De haberlo sabido:
De haberlo sabido
no hubiera dado todo en un principio
no hubiera sido la noche en tu espalda
ni congelándote de frío.
De haberlo sabido
me hubiera ido sin decirte nada
no hubiera sido tan duro contigo
no hubiera habido corazón en la garganta
Peor que el olvido
fue frenar las ganas de verte otra vez
peor que el olvido
fue volverte a ver
Me sobran Motivos
pero me faltas tú sobre la cama
y ahora que las calles están llenas de bandidos
cuando necesito de tu madrugada
cuando ya te has ido
cuando me parte en dos de una tajada
no hubiera dudado en quedarme contigo
de haber sabido que no me esperabas
Tarde de perros:
el ultimo noviembre de los años noventa.
Fiesta de la luna llena:
Ten la estrella que cayó para ti
y luego la guardó en un cajón.
No tuve otra manera de huir.
Aunque tu no lo sepas:
He blindado mi puerta
y al llegar la mañana
no me di ni cuenta
de que ya nunca estabas.
Avión En Tierra:
Quiero registrarme contigo.
Voy a regresar a mi manera de vivir,
quiero malearme contigo
Sé que me esperas
Te lo dije:
Yo no quiero que tú te enganches conmigo.
Yo no quiero que nadie cargue conmigo.
Los motivos:
Hay cien motivos más
de los que habían ayer
en el lugar, de aquello que perdimos
l Maktub l
"No me sorprendería, Pat, que Billy te volara la cabeza de un tiro: siempre has sido un padre para él".
Chill Wills en Pat Garret y Billy "el Niño"