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28 enero, 2005
Recuerdo la primera vez que mi abuelo me habló de la nieve. Fue durante unas navidades en Málaga, por lo que supongo que tendría alrededor de los 5 años. Yo nunca había visto la nieve, sólo en la televisión y, la verdad, tampoco me importaba. Mi abuelo, aun habiendo nacido en Venezuela, se crió en un pueblo cerca de Burgos, lugar en el que se enamoró de los inviernos y, por supuesto, de la nieve. Decía que los inviernos ya no eran como los de antes, cuando amanecer con una capa de nieve todas las mañanas era normal y no tenía porqué ser la noticia del día, como en esta semana está ocurriendo. Cuando le pregunté acerca de la nieve, me la describió de esta forma:" la nieve no moja en su primer contacto cuando cae desde el cielo, es ligera como las plumas y hermosa hasta el punto de cegarte con su belleza cuando un rayo de sol la alcanza, asemejandose a un ejercito de ángeles descendiendo del cielo por las altas montañas."
Me he levantado esta mañana temprano, he retirado las cortinas de mi ventana y me ha dado la impresión de que hoy iba a ser un buen día. Los montes de alrededor estaban cubiertos por un blanco manto de nieve, y sobre los jardines de enfrente caían pequeños copos, suficientes como para darles un tono blanquecino.
Había quedado con Sergio para pasar el día en un monte de por aquí cerca. Era 100% seguro que estuviera nevado. Me abrigué con todo lo que pude y más: camiseta interior, camiseta, jersey de lana, polar y chuvasquero junto con guantes y bufanda. ¡Sólo me faltaba el gorro! Llegamos al monte y después de contemplar el paisaje, noté como una bola de nieve se había estrellado contra mi brazo... ¡guerra de bolas! Cuando ya estábamos completamente calados, decidimos rebozarnos un poco por la neive, total, más mojados no podíamos estar. Hicimos ángeles de nieve, escribimos nuestros nombres en un llano al que nadie había accedido todavía. Íbamos camino de la cafetería más cercana para tomar algo calentito y secarnos un poco cuando encontramos un plástico duro, lo suficientemente grande como para sentarnos los dos y deslizarnos por la montaña a modo de trineo. Por mucho que diga, todavía es un niño, por lo menos cuando está conmigo.
Una vez llegamos a la cafetería, ya no hubo dios que alejase a Sergio de aquel calorcito, hasta que llegó la hora de volver a casa. No había nadie cuando llegamos. Nos dimos una ducha calentita y mientras yo acababa de secarme los pelos e intentaba colocarme bien el flequillo(aun no estoy muy acostumbrada), él propuso hacer la comida... hummm y qué ricos spaghetti con queso me hizo el nene ^_^
Después nos quedamos en el sofá viendo una peli, muy mala, por cierto. Hace 10 min que se ha ido a Santander, me he asomado a la ventana y veo que está nevando de tal forma que casi no se ven los jardines de la calle de enfrente. Espero que conduzca con cuidado.
Ahora me meteré en el msn a ver quién anda por ahí. Seguramente esté Víctor, Laura y Raúl y después me dedicaré a hacer un par de ejercicios en el Access para el examen práctico de mañana. La verdad es que es el examen que menos he estudiado y el que mejor me sé... cosas de la vida.
l Maktub l
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20 enero, 2005
Hoy me he presentado por segunda vez a mi examen de Contabilidad Financiera Superior, y por segunada vez creo haberlo suspendido. De nada me servió recopilar apuntes, estudiarme la normativa europea, esa que tanto aseguraban que entraría, por lo menos una pregunta, de nada sirvió quedarme anoche hasta las dos de la madrugada repasando asientos de empresas inventadas... estoy casi convencida de que no aprobaré.
Ayer me comunicaron desde Santander que estaban planeando irse de acampada este fin de semana. Preguntaron si queríamos ir, los dos. Es curioso como en apenas unos días volvemos a estar tan unidos, y lo distantes que pudimos estar meses atrás. Ya no somos él y ella, tu y yo; somos ellos, somos nosotros. Y qué bien sientan esas palabras en mis oidos.
A lo que iba: la acampada se ha venido abajo: el tiempo está empeorando lo suficiente como para no poder ir a ninguna parte con una par de tiendas y cuatro sacos. Como alternativa tranquila al fin de semana, Alex ha propuesto una sesión friki el domingo en su casa, digo yo que no será para pasar la resaca. La peli es, indudablemente, El Señor De Los Anillos(I, II y III)
No se si iré, todo depende de cómo acabe el sábado y en donde.
l Maktub l
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17 enero, 2005
Hasta nuevo aviso estaré peleandome con los libros y apuntes :S
l Maktub l
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16 enero, 2005
Odio las distancias, las enemistades y las amistades demasiado profundas. Las relaciones de pareja a distancia no funcionan, pero las amistades a distancia son muy dolorosas. Cuando estas con una persona y hay km de separación te acabas dando cuenta que tarde o temprano tienes que dejarla porque necesitas cosas que esa persona no te puede dar pero que éticamente sólo esa persona te las puede dar. Y no me refiero al sexo, me refiero a la compañía, al calor en la cama, a los abrazos, a los salpicones de pasta de dientes en el espejo después del desayuno. Asi que terminas dejando a tu pareja para buscarte a otra mas cercana, y a ser posible procuras no volver a saber nada de tu ex por que siempre es doloroso. Pero coño, si tu mejor amigo se va a otro lado no dejas de hablar con él, no rompes la amistad, intentas seguir hablando con él, escribirle, darle noticias y recibirlas, y es doloroso porque no puedes compartir un cumpleaños, un nuevo novio(o no tan nuevo), o el cierre de vuestro bar favorito. Y es muy doloroso, todos sabemos que quizá no volvamos a ver a esa persona, y que estariamos mas a gusto si rompiésemos esa relacion, pero ¿qué excusa nos pondríamos a nosotros mismos para dejar de hablar con nuestro mejor amigo?.
En fin Jonne, pásatelo bien por allí, pero vuelve, por favor. Vuelve.
Por cierto, hoy he descubierto que es mas frustrante una buena conversación interrumpida que un polvo interrumpido.
l Maktub l
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14 enero, 2005
Ayer le llamé por teléfono. Le pregunté si tenia alguna tarde libre, para quedar con él. Esa misma tarde no tenia ningún trabajo que hacer, así que, con una sonrisa en la boca, cogió su coche y lo aparcó frente a mi portal.
Quise invitarle a comer, pero a esas horas ya estaban llenos todos los restaurantes minimamente aptos para nuestras economías. Volvimos e improvisamos una comida en mi casa: spaghetti a la carbonada y bizcocho de naranja con chocolate amargo, el cual había preparado previamente por la mañana para servirlo a la noche. No es que seamos grandes cocineros, pero nos salió todo de restaurante de tres tenedores.
Estuvimos hablando, de esto y de aquello, vimos una peli y a las 10:30 se marchó, después de haber hecho el amor durante toda la tarde, porque no follamos, hicimos el amor constantemente.
Todo estaba tranquilo, no había tensiones ni nervios. Era igual que antes.
Mañana volverá, nos pasaremos la tarde jugando a la play, me abrazaré a él, le besaré, le prometeré que nunca más volverá a ocurrir, le miraré a los ojos, me inundará esa sensación que tanto me gusta, le cogeré de la mano... y estaré con él, otra vez, porque, al fin y al cabo, el agua siempre vuelve al río
l Maktub l
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13 enero, 2005
En ocasiones algunos amigos me llaman Amelie. Dicen que en muchos aspectos mi persoanlidad se asemeja bastante con la de este peculiar personaje francés. Soy optimista, aprecio los pequeños detalles, me gustan los misterios y la fantasía, siempre procuro mirar por los demás, soy poco extrovertida, algo pícara... eso dicen ellos, pero yo hace mucho ya que no me miro en mi espejo.
A veces desearía hablar francés por culpa de una película.
l Maktub l
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09 enero, 2005
El viernes por la mañana estuve haciendo mis deberes, estudiando e intenté acabar con un par de trabajos que debo entregar mañana, lunes. Decicdí ir a la universidad para poder concentrarme mejor y utilizar los ordenadores que allí tienen a disposoción de los alumnos porque, siendo sincera, el mio no tiene ni dos telediarios.
Entré en la sala de estudios nº3 pues es en la que suelen estar Raúl, Esti, Olaia y demás. Ese día no estaban. No había nadie que conociera. - Mejor,- pensé- asi no habrá nadie que me distraiga.-
Llevaba ya un buen rato enfrascada en mis asuntos cuando noté la vibración de mi movil que se había quedado en la mochila. Lo saqué rápidamente y mirá quien reclamaba mi atención. Él. Era él. Salí de la sala y descolgué el teléfono. Quería quedar esa tarde, y, si más tarde me apetecía, me invitaba a cenar. Lo cierto es que me sorprendió que de repente pasara a tener una actitud tan decidida y confiada cuando en los últimos meses cada vez que yo cedía un poco acababa echándose atrás... y de qué maneras!
Después del lío de Noche Vieja me pareció buena idea quedar con él, así podría preguntarle cara a cara lo que me había estado rondando toda la semana por la cabeza, y salir de una vez de dudas. Y para ser sinceros, no era la respuesta a esa pregunta lo único que quería de esa "cita", me moría por pasar una tarde a solas con él, como antes...
Llegué a casa, comí, tuve una corta charla vía msn con Víctor y me arreglé un poco. Volví a la universidad para acabar uno de los trabajos y a las 8 él me esperaba en la parada de autobus de enfrente de la universidad. Puntual, como siempre.
No hacía dos días que le había visto, pero aun así, cuando distinguí su figuara a través de las puertas de cristal de la facultad sentí un vuelco en el estómago. A medida que me acercaba a mi destino el corazón me palpitaba más rápido. Cuando me di cuenta casi no podía creerlo: estaba nerviosa, como una quinceañera en su primera cita; estaba nerviosa por quedar con él, después de todo lo que hemos pasado juntos, después de contarnos tantos y tantos secretos... estaba nerviosa.
Era un día soleado y no demasiado frío por lo que fuimos paseando por la ribera, entramos en un par de tiendas que estaban ya a punto de cerrar y nos sentamos en una cafetería.
La cafetería estaba casi vacía, tan solo se veían ocupadas un par de mesas, pero aún así, decidimos sentarnos en la más arrinconada de todas, lejos de cualquier mirada pasajera.
Todo iba genial, disfrutaba de su copañía, y entonces, a mitad de ese café, se me ocurrió preguntarle - ¿Quien era esa chica con la que te vieron entrar en tu portal en Noche Vieja?- Le miré fijamente a los ojos y esperé una respuesta. La pregunta pareció cogerle por sorpresa pero intentó mostrar indiferencia y al cabo se unos segundos de silencio habló:
- ¿Cómo sabes que entré con una chica?- respondió con una tranquilidad alarmante para mi.
- Entonces... ¿es verdad?-
- Si, es cierto que volví con una chica, pero.... -
No deje que acabara su frase y me levanté llena de rabia y a punto de llorar. Ese es uno de mis grandes defectos, adelantarme a las palabras de los demás creyendo estar segura de lo que van a decir. Si hubiera permanecido en calma, escuchándole, hubiera ahorrado un mal momento, para los dos. Pero no entendía nada. Llevaba un mes tonteando conmigo, intentando recuperar aquello... y ahora tenía el descaro de admitir que en cuestión de unas horas se había olvidado de mi y pretender no darle importancia. Creí que habíamos retrocedido otros 5 meses, y no estaba dispuesta a volver a pasar por aquello.
Intentaba desenganchar mi bolso del respaldo de la silla para poder salir corriendo de aquella cafetería y dejar caer libremente mis lágrimas sin temor a que me viera. Mientras, él trataba de explicarme quién era aquella chica, pero yo no escuchaba, no quería saberlo, ya no.
Dijo que era su vecina, que se la había encontrado por el camino y, como es evidente, entró en el mismo portal que él pues también era el de ella. Se levantó, me agarró con fuerza de los hombros y me miró de una forma penetrante y tierna a la vez, obligándome a devolverle la mirada, una mirada cargada de dolor. Acercó su mano a mi cara y lentamente me secó una lágrima rebelde con una de las caricias más dulces con las que nadie jamás me había tocado, ni siquiera él. Me besó tiernamente, en la frente, me abrazó y susurró a mi oido: - Gata, te quiero... sólo a ti... y lo sabes.-
Le devolví el abrazo y me besó.
l Maktub l
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04 enero, 2005
Puede que algunos crean que a mis 20 años soy muy mayor para escribir a Sus Majestades Los Reyes Magos, pero yo no. No voy a pedir el nuevo coche de la Barbie, ni el muñeco de Heman y Eskeleton, ni siquiera La Fortaleza de los Playmobil con la que tanto me gustaba jugar de pequeña. Este año quiero pedir algo importante, importante para mi. Sí, soy una egoísta porque no voy a pedir nada para los demás, ni siquiera caeré en la falta de la srta. Roberts pidiendo la paz mundial. Este año mi carta será mia y de nadie más, y quien quiera algo para si, que escriba a Sus Majestades. Este año me voy a dejar de bobadas y voy a pensar en mi, solo en mi.
l Maktub l