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25 noviembre, 2004
Me gusta vivir en la ciudad.
Me gustan todas las facilidades de las que puedes disfrutar viviendo en una ciudad. Me gusta montar en el tranvía y mirar por la ventana.
Me gusta perderme por las calles de un barrio desconocido y descubrir nuevos caminos.
Me gusta jugar con gente a la que no conozco, cruzarme con ellos y mirarles a los ojos mientras me pienso si saludarles o no, causando la duda si al final me decido por el saludo.
Me gusta pasar por delante de las iglesias cuando las señoras mayores salen de misa y oír sus cuchicheos respecto a la juventud de hoy.
Me gustan los atascos y ver la cara desesperante de los conductores mientras les rebaso a pie y creer que la próxima vez no cojan sus vehículos particulares para recorrer 100 metros.
Me gusta asomarme a la ventana cuando ya ha anochecido y deslizar mi mirada por las innumerables bombillas que iluminan la ciudad.
Me gusta poder pasear por las calles y los parques sin que nadie me reconozca.
Me gusta la soledad de la ciudad.
Me gusta cruzarme con la gente e imaginarme su vida, o lo que están pensando en ese momento, sólo por la expresión de su cara, y darme cuenta que yo sólo soy una más en esta gran ciudad.
Me gusta ver cómo los niños de 14 años se "esconden" en la otra punta de la ciudad para poder hacer todo aquello que les está prohibido por sus padres, y se esconden en parques o calles, a la luz del día, donde saben que no corren riesgo de ser descubiertos.
Me gusta volver a casa un domingo temprano, cuando está amaneciendo, y caminar por medio de la calzada, sin peligro a ser atropellado.
Me gusta ver extranjeros curioseando la ciudad y nuestro estilo de vida.
Me gusta la variedad de tiendas y restaurantes de la ciudad.
Me gustan los edificios altos y subir a la azotea del mío para ver hormigas humanas por las calles.
Pero lo que más me gusta de la ciudad es poder tumbarme sobre la hierva del parque en un día soleado, cerrar los ojos, e imaginar que estoy en el pueblo.
l Maktub l
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24 noviembre, 2004
Salía de clase con la carpeta entre los brazos.
- Me ha suspendido no me lo puedo creer...
La prisa al bajar las escaleras me hizo tropezar.
- Solo me faltaba esto, me he roto un tacón.
En el suelo sentada, algún chico me ayudó a ponerme en pie
- Todos los apuntes por el suelo, ¿me puedes ayudar?
Ante el problema, con soltura me decidí a caminar descalza
- Hoy no es mi día.. ¿Nada puede salir bien?
Sonó el móvil, pero la batería agotada no me dejó contestar
- Pero si lo había cargado justo ayer...
En la puerta descubrí que había perdido el bono del tren
- El profesor habrá cerrado la clase. ¿Ahora que haré?
A la entrada del colegio, busqué en el bolso un cigarro
- Lo que me faltaba, no me queda tabaco
Forzando la sonrisa, reproché al aire en voz alta
- ¿No me decías que cuando todo va mal siempre acaba yendo bien?
Y a mi lado respondió una voz familiar
- ¿Te he mentido yo alguna vez?
¿Te llevo a algun sitio preciosa?
l Maktub l
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23 noviembre, 2004
Ya necesitaba un día fin de semana así con ellos... Un par de días con unos buenos amigos (se podría decir que casi como si fuesen primos, o incluso hermanos!) Con 2 personas que entienden cada una de mis palabras, mis gestos, incluso a veces mis miradas!
La verdad es que nos reimos un montón y lo pasamos genial, aunque a todos nos faltaba alguien,... Jonne sigue en Bonn. Pero bueno, pensaremos que de aquí a un mes le tenemos unos días por aqui y, al fin y al cabo, hablamos con él cuatro veces a lo largo del fin de semana,... Total que parecía que estaba con nosotros ! :) Yo, personalmente, también eché de menos a alguien, al menos al principio! (aunque es alguien tan diferente y que lleva faltando tanto tiempo que, en realidad...)
Y, después de muchas risas y de hacer el tonto cómo hacía tiempo que no lo haciamos (incluso cuando parecía que lo mejor que podíamos hacer era irnos a dormir), nos da por hablar !! :)
Y, de repente, me sentí como aquella noche en Barcelona,... o como tantas otras en el parque del Sardinero...
Y, entre unos temas y otros, volvemos a darnos cuenta de lo mucho que nos parecemos en algunas cosas , incluso llega a darnos miedo.
Y, nos miramos diciéndonos que a veces no hace falta hablar, y sonreimos ante nuestras propias palabras. E incluso una lágrima llega a resbalar por mi mejilla... Una lágrima que termina en sonrisa... Y es que, aunque las cosas podrían ser muy diferentes si nos las planteasemos como en realidad son, todos vivimos dentro de la misma película y decidimos actuar de la misma forma.
Y, entre recuerdos, temas de los que hemos hablado mil veces y otros más nuevos, consejos, verdades,... se nos hace de día ! Y ya, aprovechamos para desayunar mientras seguimos de chachara... Al final nos acostamos cuando el sueño nos vence y cuando nuestros ojos dicen que no aguantan más abiertos...
Al día siguiente comemos juntos y nos tomamos un helado antes de despedirnos. Ello se quedan dando una vuelta por la Magdalena, y Amaia y yo volvemos a nuestro pequeño piso de alquiler.
l Maktub l
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18 noviembre, 2004
Cuando el chorro de agua se estrelló contra su cara, todos comenzamos a reírnos con carcajadas tan fuertes que parecíamos una granja de patos. María Jesús nos miraba con un gesto de absoluta sorpresa que, acompañado de aquel Ducados empapado y goteante, hacía que alimentásemos aun más, si cabe, nuestras risas infantiles.
-¿Se supone que esto es gracioso? ? Preguntó mientras se secaba la cara con un pañuelo y dejaba el cigarro sobre el cenicero. Evidentemente respondimos que SÍ que era gracioso, y eso hizo que la clase volviera a estallar de nuevo.
María Jesús era nuestra profesora de Inglés, y era la cuarta víctima de la semana que, inocentemente, había caído en las garras de nuestra traicionera amabilidad. La broma consistía en un mechero trucado al que, al oprimirle la salida del gas, este expulsaba, en lugar de una llama, un chorro de agua a presión. En cuanto nos percatábamos de que alguno de los profesores se disponía a encender un cigarrillo, Nerea, o yo, nos ofrecíamos gentilmente a encender dicho cigarro. Nosotras, para salvar el pellejo, alegábamos en nuestra defensa que era nuestra manera de decir: NO AL TABACO. Lo cual era una asquerosa mentira.
Nos permitíamos aquellas cosas porque habíamos hecho buenas migas con nuestros profesores, y sin saber porque, habíamos creado un extraño vínculo en el que siempre andábamos colaborando, de alguna forma, en todas las actividades culturales. Nos habíamos convertido en los únicos alumnos que sin ser acusadas de pelotas, nos permitíamos ser invitadas a tomar Cola Cao en la sala de profesores. Incluso, más adelante, en la casa de alguno de ellos.
Pero una mañana, mi profesor de geografía e historia, entró en la clase con el semblante serio y se llevó a Nerea con él. La clase parecía inquieta, así que me acerqué y pregunté a la chica que entonces había estado sentada con Nerea, si sabía de que se trataba.
-Solo ha dicho que se ha metido en un buen lío.
Aquello me extrañó, más que nada porque no había líos en los que no estuviésemos juntas en aquellos días de meriendas de Nocilla. Apenas le di vueltas durante diez minutos que la puerta se abrió y volvió a entrar el mismo profesor con aquel rostro estirado y serio. Me miró directamente a los ojos, y me llamó con un gesto de la mano.
-Ven conmigo.- Dijo solemne y se dio la vuelta. Yo le seguí sin saber que ocurría.
-¿Pasa algo, Juan?
Le pregunté un tanto preocupada. El profesor se dirigió a unas escaleras que llevaban a la planta superior.
-Os habéis metido en muchos líos, Inés, pero esta vez no se como vais a salir de este.
Aquello me acojonó. Cada día hacíamos cosas prohibidas. Desenroscábamos las bombillas de la Dirección, colocábamos dibujos caricaturescos en el tablón, robábamos libros en la biblioteca, visionábamos los videos de educación sexual en secreto....
-...Pero si yo no he hecho nada...
mi voz sonó todo lo firme y convincente que podía sonar en una niña de 12 años.
-¿Con que no has hecho nada, eh?...
Dejamos atrás la planta alta y ascendimos hacia la azotea. Por un momento tuve un flash. Pensé que alguien nos había visto a Nerea y a mí subir allí a fumar porros. Y estaba segura de que al salir a la azotea me iba a encontrar con cualquiera de los chivatos y con Nerea acusándome de ello, con mis padres y los suyos esperando para imponerme algún castigo cruel.
Pero en vez de ello, encontré una azotea vacía iluminada por los rayos del sol.
-¿Quién ha metido todo eso ahí? ? dijo señalando al frente.
Alcé la mirada y sólo veía una caseta de ventanales mugrientos donde se guardaban las herramientas y algún paquete de tabaco que yo misma había escondido. Supuse que se refería a eso. Me encogí de hombros.
- ¿Entonces me vas a decir que tú no has metido todo eso dentro del depósito?
Aquello me pareció surrealista. Junto a la caseta había un depósito de agua, de esos de fibrocemento, que se sujetaba sobre unas vigas de hierro en una esquina de la azotea. En ese momento me sentí a salvo, pues yo sabía que me estaba acusando de algo que yo no había hecho.
-No se a que se refiere.. yo nunca he metido nada ahí dentro...
-¿ah, no?..- Me empujó con la mano y me colocó justo delante de aquel cilindro gris. ? Mira por ese agujero, ostias.
Frente a mi pecho había un pequeño taladro perforado en el depósito. Estaba tan asustada que coloqué mi ojo en él, esperando ver mil maravillas ocultas en su interior, pero la única maravilla que hallé surgió de él como una serpiente que me mordía la córnea sin piedad. El profesor rompió en carcajadas, la puerta de la caseta se abrió y salieron todos los profesores envueltos en grandes risotadas. Nerea les acompañaba con un ojo enrojecido por la misma causa que yo. La tapa del depósito se levantó y de su interior, como una stripper que asoma de una tarta, emergió mi profesora de francés, dislocada por la risa y con una gran jeringa de plástico en su mano derecha. Hasta ese instante no me percaté de que lo que me había mordido había sido un vulgar chorro de agua.
Frotándome mi ojo inflamado y humillado por mi propia broma, no tuve más remedio que olvidar el pasmoso ridículo y unirme a la fiesta.
Fueron buenos tiempos.
l Maktub l
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14 noviembre, 2004
Hoy podría haber escrito sobre recuerdos, sobre como me gustan las olas del mar, del cielo, de su sonrisa...podría haber escrito sobre abrazos, te quieros, y miradas...pero, no soy capaz, pues tan solo quiero olvidarlo, todo.
Hoy ha llamado. Después de 15 días sin saber de él, ha decidido que sea hoy el día en el que vuelva a escuchar su voz, y esas palabras de las que tanto huyo ultimamente. Ha llamado, y no sé porqué, no sé para qué. Sí, sé perfectamente qué día es hoy, y lo que significa para él. También es una fecha importante para mi, aunque trate de olvidarla cada día. Aún puedo sentir sus manos en mi cintura, recordar con exactitud cada verso de aquella canción y ver resvalar la lluvia sobre su piel. Eso es algo que jamás olvidaré, aunque haga esfurzos por conseguirlo, aquello se quedó dentro de mi.
No lo he mencionado, él tampoco, pero ambos sabíamos que hoy, los recuerdos y la nostalgia llamaban a nuestras puertas.
Quería venir, y le he tenido que mentir diciéndole que tenía otras cosas que hacer, y tenían que ser hoy. He notado por su voz como se derrumbaba por dentro. Y no quería, de verdad que no quería dañarle.
Me ha costado muchísimo contestar a cada pregunta, pues la voz, ante el recuerdo de sus abrazos, se me entrecortaba. En ese momento de silencio incomodo, le he odiado un poquito, incluso le guardo un poco de rencor..Sé que tal vez todo esto no tenga sentido, y mucho menos que tenga él la culpa. Pero no, no quiero hablar, ya no creo, ni confio...
Estaba nerviosa por lo que pudiera descubrir, una palabra, un cambio de tono, cuanquier cosa que le llevase a la idea de lo que me ronda por la cabeza desde hace tres años, porque, para mí, nada ha cambiado. Y él no lo sabe porque, nuevamente, le he mentido.
Estaba nerviosa por hablar con él, porque descubriera mi secreto, el que una vez fue solo suyo. Temía que pudiera recorrer el cable del teléfono y adentrarse en mi cabeza, darse cuanta de que... eso. Ni siquiera soy capaz de escribirlo, hoy no. Hoy quiero creerme mi propia mentira: "no hay nada; fue bonito mientras duró, pero estas cosas pasan."
Al despedirme de él he roto a llorar, pero, ¿que decir? Estoy harta del mundo y de que el destino sea capaz de jugar de esa manera con mi corazón, aunque, seguramente, le resulte divertido, ni lo quiero saber.
Hoy he vuelto a llorar, después de tanto tiempo...
Las lágrimas ardían en mis ojos y en mi corazón. Ahora, me siento completamente imbecil, ya cansada de este juego sin fín...
¿Cuántas mentiras, cuántos secretos, cuántos besos robados y deseados tendré que aguantar? ¿Cuántas sonrisas, cuántos te quiero, cuántos momentos de soledad?
Quiero que todo esto acabe.
Y ya no aguanto, porque le amo tanto o más de lo que le he llegado a odiar. Porque el único deseo que tengo en mente es olvidarle, ser capaz de mirarle a los ojos, sin sentirme indefensa y clavar cada sentimiento de odio en su corazón, hacerle ver que todo lo que una vez me echó en cara fué con lo que él me pagó mis súplicas de perdón y esperanza, y que cada lagrima que lloré por su recuerdo signifiquen mil horas más a su lado.
Y hoy, quiero morir, pasarme la noche llorando al recuerdo de sus manos suaves y sus caricias expertas, y hoy, quiero morir, y hundirme en lagrimas de miedo, odio y amor, porque eso es todo lo que siento por él Y hoy, quiero morir, porque ya no creo, ni confio, ni dejo de amar. Y hoy, quiero morir, porque este mundo ilogico no entiende, que lo unico que necesito es llorar, llorar y desaparecer.
Siento no ser capaz, de pasar una semana con el ánimo levantado, lo estaba consiguiendo...pero...siempre hay algo que me hace volver a caer de nuevo...
"...Las dunas cambian con el viento, pero el desierto sigue siendo el mismo. Así sucederá con nuestor amor.
- Maktub - añadió - . Si yo soy parte de tu Leyenda, tú volverás un día..."
[Paulo Coelho, El Alquimista]
l Maktub l
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13 noviembre, 2004
Siempre llego tarde a todo,soy la última en darme cuenta de las cosas y a veces ni siquiera me doy cuenta. Así soy yo.
l Maktub l
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12 noviembre, 2004
Inés esconde todos sus recuerdos al olvido, le resulta demasiado fácil, Sergio tan solo fué un simple capricho.
Inés ríe al recordar las palabras que la dedicó y las veces que prometió llevarla al cielo entre caricias. Recuerda su sonrisa con indiferencia y en un susurro, se repite : "Estas cosas pasan"
Inés no se siente culpable cuando sus amigos le cuentan que Sergio llora sangre cada noche.
Sergio piensa que Inés siempre será una niña, que volverá a amar, que él tan solo le dió emoción a su vida, que el dolor que siente sanará.
Sergio no sabe que Inés ha crecido llena de rabia, recuerdos y dolor.
Inés no entiende como, a pesar, de todo el tiempo que ha pasado, Sergio se empeña en seguir amandola.
Inés olvida las veces que Sergio le confesó que le quería.
Sergio recuerda como le costaba abrazarla y lo mayor que se sentía cuando miraba a Inés, pequeña, inocente, ingenua...tan dulce Inés.
Inés vende su cuerpo y su corazón a toda persona que le promete amor eterno, despertandose cada mañana con un olor diferente en su cama, en su piel y en su sexo. Sergio se codea con mujeres fatales tan solo para salvar la estética del qué diran.
A Inés no le importa el dia a dia y espera conocer a alguien que le devuelva el sentido que tenía vivir. Sergio tiene la certeza de que volverá a su lado y que todo lo pasado tan solo es un respiro para su corazón...
Inés no entiende...que hace mucho tiempo que se juntaron sus vidas y por mas que quiera negarlo, su recuerdo perdurará por siempre.
l Maktub l
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09 noviembre, 2004
Cuantas personas juegan seriamente con la idea del suicidio porque sueñan que su imago las asesina, y se despiertan gritando.
Cuantas se dejan arrastrar por la tristeza, y piensan "me quiero morir" cuando están riendo con los amigos. Y a veces se les escapa. Y lo disimulan.
Cuantas personas, por el mal consejo de un arcángel, toman su bebida de un trago, uno solo. Porque tienen miedo.
Cuantas personas asocian amor con violencia, y con miedo, y con muerte. Y no saben que esa forma de amar sólo la entienden los desahuciados, que no saben o no quieren corresponder.
Cuantas personas, cuando van por la calle, sienten que un perfume les para el corazón. Y siguen caminando. Y no saben que están muertos.
Cuantas personas lloran, día sí y día no, mordiendo su almohada; cuantas creen, todavía, en el mundo de lo invisible y rezan a la luna aún cuando saben que eso sólo lo hacen los niños, o los locos. Y no les importa.
Cuantas personas hubiéramos preferido otra vida, otra cualquiera, para no ser en esta las caricaturas de nosotros mismos que sonreímos, que hablamos, que bailamos, que respiramos, que vivimos...Y no nos damos cuenta.
Y no nos importa.
l Maktub l
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04 noviembre, 2004
"Lo más alegre que tiene Portugal es el idioma, pero sólo por sus 114 modos de decir: "Mi madre se muere de un tumor".
"A veces, no hacemos lo que deseamos hacer, para que los demas no se den cuenta de que deseamos hacerlo"
" Te advierto que lo que voy a narrarte es rigurosamente exacto y que tan asombrado quedarás tú, como lo estoy yo "
?..Algún día te acordarás..? me dice de vez en cuando..Y no sabe que ya me acuerdo...
Esta mañana he decidido coger mi caja de herramientas, escoger dos clavos y clavarme bien fuerte contra viento y marea. Se acabaron los temores por un futuro sin ella, por la incertidumbre de cuándo llegará el temido día; se acabó el tratar de convenceme a mi misma de lo que no es real; se acabó el olvidar los buenos recuerdos para quedarse con los amargos y tratar de convencerme de que ya no tiene sentido; se acabaron las crudas confesiones; se acabaron las mentiras... a ella, a él, a ellos, a todos... a mi.
l Maktub l
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03 noviembre, 2004
Según un reciente estudio, la mayor parte de la población américana, un 51%, adolece de una minusvalía mental severa (fucking retarded).
¿A quién le sorprende que tengan el presidente que tienen? Para que nos vamos a engañar, los pueblos suelen tener aquellos políticos que se merecen.
Como decía cierto mail en inglés, habría que revocarles la independencia que se les dío en el siglo XVII y volver a gobernarlos. Si por mí fuera, les nombraba incapaces y les administraba los bienes.
Estoy pensando, y me da miedo, que si se trata de eligir presidente a un pijo retrasado, que no sabe hacer nada y tiene la cabeza machacada por las drogas, nuestro siguiente presidente será... ¿Pocholo?
Mal lo veo.
l Maktub l
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01 noviembre, 2004
Por fin ya pasó el "gran día", y, a estas horas, ya están lejos, muy lejos. Se han ido a hacer un pequeño recorrido por Europa hasta mediados de noviembre.
La boda transcurrió con toda normalidad. Llegué con mi primo al ayuntamiento en donde estaba mi padre y el resto de los invitados esperando. La novia llegaba tarde, como cualquier novia. Durante los casi 15 minutos que la estuvimos esperando no aparté mi mirada de mi padre, estaba realmente nervioso, y eso me gustaba. Cuando nos comunicaron que ella ya se encontraba cerca del lugar, los invitados fueron entrando rápidamente, y yo acompañé a mi padre.
Ella estaba guapa, todo hay que decirlo. Llevaba un vestido por debajo de las rodillas color crema, aunque más tarde oí decir a algunas de sus familiares que era veige (nunca entendí la diferencia entre ambos colores). También lucía unas pequeñas flores del mismo color enredadas entre los pocos pelos que la salían del moño.
En menos de una hora ya estaban casados, "marido y mujer", dijeron. Firmaron los papeles que lo acreditarían y salieron del ayuntamiento agarrados del brazo y con un par de grandes sonrisas en sus caras.
Montamos en los coches y nos dirigimos hacia el restaurante que había reservado el nuevo matrimonio. Todos aplaudían, tiraban pétalos de flores sobre sus cabezas, reían, se abrazaban unos a otros, a alguna mujer se le salía la lagrimilla de los ojos, los hombres fumaban grandes puros que habían repartido después de la comida; los niños corrían y jugaban en el patio del restaurante bajo la atenta mirada de sus madres. Todos bailaban en la pista las típicas canciones que suelen tocar las orquestas en las bodas.
Conocí a los sobrinos catalanes de ella. Eran idiotas. Uno de ellos, de 18 años, no paraba de alardear sobre su magnífica casa en no sé qué barrio barcelonés y del nuevo coche que le iban a regalar sus padres por haber aprobado selectividad, de cómo iba a maquearlo y las carreras que se echaría con sus amigos.
l Maktub l