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02 septiembre, 2005

Jugábamos siempre a escondernos la Luna.
Cada vez que uno la encontraba, tenía derecho a pedir un deseo.
Pero una noche nos llamaron a cenar antes de encontrarla, y al día siguiente, él ya no recordaba dónde la había dejado.
Por eso, supongo que la culpa de que ya nadie pida deseos es nuestra, pero entiéndanos...éramos niños.
l Maktub l