Las Puertas de la Percepción

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11 agosto, 2005

"El agua siempre vuelve al río" mencioné una vez aquí y, efectivamente, volvió; pero para volver a desembocar en el infinito mar. Y así estamos ahora, él navegando libre por los siete mares y yo sentada en la cima de la motaña de donde fluye el agua fresca y virgen de la tierra, esperando... y no se bien a lo que espero.
Jonne me aconseja que espere un tiempo, que le deje darse cuenta de lo que hay, y entonces se verá. Y seguramente es lo que debería hacer, porque nadie conoce mejor ambas partes como él. Pero no podré, no seré capaz. Hace apenas dos semanas no pensaba en otra cosa más que volver con él; le extrañaba y le necesitaba. Pero, ahora, quizá con la mente más clara, no estoy tan segura. Aún no entiendo porqué reaccionó así, porqué no me creyó aún sin haberle mentido nunca. De hecho, de lo único que me puede acusar es de demasiada sinceridad.
A veces pienso que fue sólo la excusa perfecta, y sabía cómo iba a reaccionar, y sabía que podría hacerlo sin sentirse minimamente culpable, y eso me provoca un gran desprecio hacia él, por no ser sincero, por no confiar, por no saber llevar las cosas... Pero, ¿y si realmente era lo que pensaba? Entonces creo que después de tantos años no he podido llegar a conocerle. Siempre he tenido presente que es una persona celosa y posesiva, pero también le creía lo suficientemente maduro como para plantear los problemas encima de la mesa y hablarlos, discutirlos y solucionarlos si es posible, pero no tirar la toalla en el momento que algo no le guste.
Y me asusta no poder conocerle.
Por otra parte esta "eso" que me dice que sí. Quizá sea el cariño, la rutina, la costumbre, una vida ya casi planificada y miles de sueños que no quiero romper en tan solo un segudo, con una sola palabra: adios.

Y que nadie se equivoque, porque no hay otro. No ahora. Se podría pensar que esto es una repetición a lo que ocurrió el año pasado por estas mismas fechas. No, no lo es. No voy a entrar en el juego de los celos, no con él. Y él tampoco, porque cree que no le hace falta, ¡pero qué equivocado está! (estará, mejor dicho). Pero tampoco voy a suplicar nada. Si aún cree que hay algo que arreglar, a él le corresponde esa labor. Yo, mientras, seguiré en mi montaña obsevando desde lo alto y esperando a lo que tenga que esperar.

l Maktub l

Nombre: Maktub
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